The following post summarizes insights from our recent online community event organized with the UrbanA, Naturvation and GreenLulus projects, held on October 27th 2020. (scroll down for Spanish version)
by Panagiota Kotsila, Isabelle Anguelovski, Francesc Baró, Filka Sekulova, Luis Campos
In our recent online workshop about local struggles for healthier neighborhoods in Barcelona, we spoke with representatives of four grassroots initiatives on the possible ways forward in the fight for environmental justice. How can we protect access to green spaces in gentrifying neighborhoods? What coalitions can we build and how can we move forward in the midst of the Covid-19 pandemic? What is our role as researchers and academics?
Having showcased these four cases of socio-environmental struggle in our newly released web-documentary To Green or Not to Green, we took the opportunity to bring activists and researchers together in the workshop to explore collaborative strategies in resisting gentrification. A total of 27 participants—17 from grassroots groups—shared their thoughts about common goals, challenges and potential strategies in advancing the struggle for social and environmental justice in a city like Barcelona.
Common struggles
Participants identified a number of common difficulties that place-based struggles for socio-environmental justice face in Barcelona, in relation to building a city-wide movement.
At the grassroots level, coordinating with other movements or initiatives can be time-consuming and costly to communicate and organize. Sometimes, there is not enough knowledge of similar existing initiatives, making it hard to engage in direct action and organization in the city.
At the city and regional level, there seems to be a high level of mistrust towards the genuine commitment of local governments in considering participation outcomes. Moreover, the time and energy required to maintain a participatory dynamic is often beyond residents’ capacity. Participants also expressed concern about how city-wide claims that are not specific to a place could result in blueprint projects that do not fit every neighborhood. A claim for more green space, for example, may require different types of interventions for different neighborhoods.
Possible ways forward
In response, participants offered a number of ideas for moving towards city-wide coalitions and alliances. One is the use of online tools such as Miró, which help to prioritize ideas and mobilize groups through virtual meetings, and mapping tools that document and help coordinate initiatives, such as those developed by the Right to the City alliance, the Anti-Eviction Project and Contested Projects. Having a record of existing projects on a single platform was seen to be useful because it facilitates both imagining and building a common vision towards sustainability and justice.
Screenshot of our Miro board as we worked in groups on the question of building city-wide alliances.
Another key element is the availability of physical spaces for common activities in key areas of the city. This would to foster more efficient interaction and cross-fertilization of ideas between initiatives (e.g. the Can Batllo in the district of Sants; a self-organized space for workshops, seminars, expositions, debates, food-sharing, among others) and increase the potential for inter-generational, activist-academic, and thematically transversal dialogue.
Last but not least, and despite the limitations imposed by social distancing due to Covid-19, the pandemic seems to have created the opportunity for new channels of communication and support based at the neighborhood level.
A view of the bar and meeting space at Can Battló, a former 19th century textile mill that was converted into a community-managed socio-cultural centre. Photo via canbattlo.org
The role of academia
As for the role of academia, research is seen as playing a crucial role in providing grassroots movements with the scientific evidence they need to support their claims. Research that actively monitors public policies and provides data in relation to urban conflicts is extremely useful for visualizing negative impacts, evaluating community projects and alternatives, and bringing local struggles into global and translocal communities. Co-creating scholarly research questions that address the needs of social movements is as important as maintaining long term relationships with them and offering research results in formats that are accessible and useful. Communication tools such as documentaries, podcasts and videos and like the one used to open this event can give social movements greater visibility and potentially more support to their claims.
As one participant said, “Academia has a role in changing the imaginaries of the desirable city”.
Read more about the four cases of socio-enviornmental struggle in Barcelona discussed in this post here.
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Top photo: A signpost of the Salvem els Tres Turons campaign to save the historical neighborhood from being demolished to make way for a park project; one of the cases featured in the web documentary To Green or Not to Green. via elPeriodico
// texto en español//
Este post resume los resultados de nuestro reciente taller online organizado en el marco de los proyectos UrbanA, Naturvation y GreenLulus que se llevó a cabo el 27 de octubre de 2020.
El taller abordó las luchas locales y los caminos a seguir por la justicia socioambiental y barrios más saludables en Barcelona a través de la participación de representantes de cuatro movimientos sociales de base.Las principales preguntas que se debatieron en el taller fueron: ¿Cómo podemos proteger el acceso a los espacios verdes en barrios gentrificados ? ¿Qué coaliciones podemos construir y cómo podemos avanzar en medio de la actual pandemia de Covid-19? ¿Cuál es nuestro papel como investigadoras y académicos?
Habiendo mostrado estos cuatro casos de lucha socioambiental en nuestro web-documental ‘To Green or Not to Green’, recientemente estrenado, aprovechamos la oportunidad para reunir a activistas e investigadores y explorar estrategias comunes para luchar contra la gentrificación.
Un total de 27 participantes —17 de ellos activistas y de movimientos de base— compartieron sus pensamientos sobre objetivos comunes, desafíos y estrategias potenciales para avanzar en la lucha por la justicia social y ambiental en una ciudad como Barcelona.
Retos actuales
Los participantes identificaron una serie de dificultades comunes a las que se enfrentan las luchas locales por la justicia socioambiental en Barcelona, especialmente en relación con la construcción de un movimiento socio-ambiental a nivel de toda la ciudad.
A nivel de base, la coordinación con otros movimientos o iniciativas puede llevar mucho tiempo y ser costoso de comunicar y organizar. A veces, no hay suficiente conocimiento de iniciativas similares existentes, lo que dificulta la participación en la acción directa y la organización en la ciudad.
A nivel municipal y regional, parece haber un alto nivel de desconfianza hacia el compromiso genuino de los gobiernos locales por considerar los resultados de la participación. Además, el tiempo y la energía necesarios para mantener una dinámica participativa a menudo superan la capacidad de los residentes. Los participantes también expresaron su preocupación por cómo las propuestas o visiones a nivel de toda la ciudad podrían resultar en proyectos que no se ajustan a las dinámicas de todos los barrios. Por ejemplo, el objetivo de crear más espacios verdes, puede requerir diferentes tipos de intervenciones para diferentes barrios.
Posibles caminos a seguir
En respuesta a estos retos, los participantes ofrecieron una serie de ideas para avanzar hacia coaliciones y alianzas en toda la ciudad. Una es el uso de herramientas en línea como Miro, que ayudan a priorizar ideas y movilizar grupos a través de reuniones virtuales. También se mostraron herramientas de mapeo que documentan y ayudan a coordinar iniciativas como las desarrolladas por la alianza Right to the City alliance, el Anti-Eviction Project y el Contested Projects. La importancia de la información sistematizada y contrastada se consideró fundamental para imaginar una visión común hacia la sostenibilidad y la justicia urbana.
Otro elemento clave es la disponibilidad de espacios físicos para actividades comunes en áreas clave de la ciudad. Esto favorecería una interacción más eficiente y un intercambio de ideas entre iniciativas (por ejemplo, Can Batlló en el distrito de Sants) y aumentaría el potencial de diálogo intergeneracional, activista-académico y temáticamente transversal.
Por último, pero no menos importante, y a pesar de las limitaciones impuestas por el distanciamiento social debido al Covid-19, la pandemia parece haber creado la oportunidad para nuevos canales de comunicación y apoyo basados en el nivel de barrio.
El papel de la academia
En cuanto al papel de la academia, se considera que la investigación desempeña un papel crucial a la hora de proporcionar a los movimientos sociales de base la evidencia científica que necesitan para respaldar sus reclamaciones. La investigación que monitorea y fiscaliza activamente las políticas públicas y proporciona datos en relación a los conflictos urbanos es extremadamente útil para visibilizar impactos negativos, evaluar proyectos comunitarios y alternativos, y llevar las luchas locales a comunidades globales y translocales. La co-creación de preguntas de investigación académica que aborden las necesidades de los movimientos sociales es tan importante como mantener relaciones a largo plazo con ellos y ofrecer resultados de investigación en formatos que sean accesibles y útiles. Herramientas de comunicación como documentales, podcasts y videos, como el que se utilizó para abrir este evento pueden dar a los movimientos sociales una mayor visibilidad y potencialmente más apoyo a sus reclamaciones.
Como dijo un participante, “la academia tiene el papel de cambiar los imaginarios de la ciudad deseable”.
Lea más sobre los cuatro casos de lucha socioambiental en Barcelona debatidos en este post aquí.